Como si la referencia a lo celestial, al remitente de beligerancia eclesiástica, tenga que estar situado en otro punto que se distinga de la propia morada del DIOS, el sótano es la única referencia espacial en “el perpetuo socorro”.
Es su terreno.Está este terreno que refiero, pero no casualmente está oprimido, bajofondo, monocromático y húmedo. Por él pasan posadolescentes en efervescencia, histéricas, enamoradas, libidinosas, fuertes, amenazadas. Por el paso de las chicas se deja el surco de la eterna idea de triunfo, de la contingencia de este. Por el discurso de las chicas esta la referencia a su profesor, su ya viejo profesor de teología, un mesurado cocinero, un retirado emprendedor.
“Carrizo”, la jefa, “Carrizo” nos lleva al angustioso liderazgo –en este caso femenino- de una armamentista organización. “Carrizo” es la obra, “Carrizo” es la ambivalencia del texto, es la forma “gris” de los momentos. Las heridas omnipresentes y el ampuloso valor de creerse victoriosa, como a veces también inefable perdedora.
Finalmente la cena, la ultima cena, distinguida de su progenitor, distinguida del profe manoseado. La ultima cena es esta la ultima unión, la ultima fase de algo que se quiebra por su propio formato agrietado.
“El perpetuo socorro” es el perpetuo socorro de una deidad que las simboliza, la mano fuerte de la doctrina, la idea de triunfo, el socorro. La solidaridad.Involucrarse en la reflexión de estas muchachas, es conmoverse con sus modos. Es advertirnos dentro de lo opresivo y poder salir distintos de ahí.
e aqui juaN. pareciera que todo esta emparentado con la desesperanza de saberse vil
lunes, 4 de agosto de 2008
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2 comentarios:
qué buena crítica juan!!!
muchas gracias, ahora paso el link a las "chicas", como vos nos llamas.
Beso!
Sol
te tendrian que pagar algun honorario por las cosas lindas que decis!haces pensar juan...
te mando un abrazo
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