Enmarqué las partes de ese todo tan agradable al alma como si nunca mas ahondaria en él. Dispuse sobre la mesa el porvenir que esta por venir y lo manipule vertiginosamente, con sueños, con soles y con envión. Manejé hasta la plaza, me llene de verde, tome mate, leí calmo.
Proceso de retorica tranquilidad, omnipotencia, magna fuerza. Acá esta todo el saber del después. Están las presencias que mucho no hacen. No conocen, no palpan, no hablo.
Enfilo hacia el almacén del alma zen, tartamudeo para forzar no decir y a regañadientes no espero ya mas nada, solo mi propia sonrisa existencialista que a futuro inmediato pugna por abrirse paso en semejante urbanidad. A la vez me leo y me noto. Escucho ofertas y amasijo los diarios aburridos. Exalto a montones mi estructura para jadear mas aún y correr por aquí y por alla, pero los perros a veces auyentan.
El almidonado presente me presenta su orden del día y me da una palmada en el hombro. No puede nadar por turbias aguas a veces. Ese empeño se parece a la inutilidad y me caigo de la bici como aprendiz de ciclista. Me tropiezo, me raspo. Lloro, me embarco en nada y corro hacia vos como un carnívoro no-humano.
El día tiene mas mundo que el mundo en sí tal como se aparece a la experiencia.
1 comentario:
Eres un increible verbalizador de mis impresiones tambien.
Gracias! :)
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