e aqui juaN. pareciera que todo esta emparentado con la desesperanza de saberse vil
martes, 18 de agosto de 2009
CLAUDICÓ
Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída. Fin. Terminó. Concluye. Huída.
miércoles, 5 de agosto de 2009
MINGUILLON
El revés
de la trama
de lo que se llama
reencuentro,
podría ser,
como en los thrillers
de Al Pacino,
un desorientado
crisol
de ruidos
gestos
y persecutas.
Todo el año
esperando,
sumando expectativas,
para el lenguaje actualizado.
Dos ciudadanos
en lo gris
a veces somos multicolores.
.
.
.
.
.
.
de la trama
de lo que se llama
reencuentro,
podría ser,
como en los thrillers
de Al Pacino,
un desorientado
crisol
de ruidos
gestos
y persecutas.
Todo el año
esperando,
sumando expectativas,
para el lenguaje actualizado.
Dos ciudadanos
en lo gris
a veces somos multicolores.
.
.
.
.
.
.
viernes, 24 de julio de 2009
martes, 21 de julio de 2009
Vuela.
Como una energía volatil, aparecen cuerpos por la galaxia, por la via lactea. Por nuestras miradas. Entonces van y vienen, se desprenden, reemprenden fulgorosos. Los cuerpos, las manos, las profundidades del oir.
Los recuerdos, ¿Por donde oradan nuestras vidas?¿Desde formas inertes?¿Desde textos?
Es que siempre la gente querida esta en el aire. Potencial, agazapada. Para nosotros, para entregarnos y esperar afecto.
Van y vienen, tienen problemas. Reniegan de la burocracia urbana y sus grises. Reniegan de no poder volar. Pero cuando vuelan ahí están, por sobre nuestras cabezas, levantando el cuello los vemos pasar, hermosos.
Habría entonces, que cuidar de ellos. Hacerlos cuerpo cada tanto. Después deberán retomar su vuelo y debemos saludarlos como quién, emocionado, consigue seguir camino en medio de tan dramática ruta.
TODO ESTO DESPUES DE ESCUCHAR UNA HERMOSA CANCIÓN DE FITO PAEZ: "PARTE DEL AIRE"
Los recuerdos, ¿Por donde oradan nuestras vidas?¿Desde formas inertes?¿Desde textos?
Es que siempre la gente querida esta en el aire. Potencial, agazapada. Para nosotros, para entregarnos y esperar afecto.
Van y vienen, tienen problemas. Reniegan de la burocracia urbana y sus grises. Reniegan de no poder volar. Pero cuando vuelan ahí están, por sobre nuestras cabezas, levantando el cuello los vemos pasar, hermosos.
Habría entonces, que cuidar de ellos. Hacerlos cuerpo cada tanto. Después deberán retomar su vuelo y debemos saludarlos como quién, emocionado, consigue seguir camino en medio de tan dramática ruta.
TODO ESTO DESPUES DE ESCUCHAR UNA HERMOSA CANCIÓN DE FITO PAEZ: "PARTE DEL AIRE"
martes, 14 de julio de 2009
POSELECCIONES
No podríamos pasar un día de nuestra vida sin pensar en qué época vivimos, cómo nos movemos entre sus pliegues y cuáles son sus aristas más gruesas.
En política no podríamos pensarnos fuera de un país que hoy se debate entre el coqueteo etico-moral de un desenfadado republicanismo enclenque y restauracionista, y ciertos ademanes revisionistas, emancipadores y valerosos. En medio de eso el drama, las contradicciones y un escenario achatado. En medio de eso nosotros. Hay que hacer.
Hay que hacer, hay que decir. Reinventar los ardóres del lenguaje. Imponer miradas movilizadoras del avispero político.
Por eso: si no apuntalamos gestos e iniciativas enfáticas, nos carcome el sistema fungi de los tatuados.
Gracias.
En política no podríamos pensarnos fuera de un país que hoy se debate entre el coqueteo etico-moral de un desenfadado republicanismo enclenque y restauracionista, y ciertos ademanes revisionistas, emancipadores y valerosos. En medio de eso el drama, las contradicciones y un escenario achatado. En medio de eso nosotros. Hay que hacer.
Hay que hacer, hay que decir. Reinventar los ardóres del lenguaje. Imponer miradas movilizadoras del avispero político.
Por eso: si no apuntalamos gestos e iniciativas enfáticas, nos carcome el sistema fungi de los tatuados.
Gracias.
miércoles, 1 de julio de 2009
RESPUESTA A ESTO
http://lestroispetitscochons.blogspot.com/2009/06/segunda-carta-al-ex-presidente.html
No me sorprende la retórica de Funes. Se sabe que actualmente los sectores más autodenominados independientes del campo cultural porteño, son sinceramente un cocoliche político de vidriera.
Reconozco interesantes rastreos de gente como quién escribió la carta, a muchos los conozco, algunos me gustan más. Pero la situación política en las artes contemporáneas porteñas se pudre estrepitosamente con cada tintinear de Lanata en sus retóricas o alguna alusión a lo Sarlo. Nefasto.
Además, el tono de la carta es fuertemente paradójico. Recuerda a esas posturas anti-puán, anti-discurso, que tanto abundan, tanto. Nefasto.
Podríamos ser respetuosos de posturas republicánas e institucionalistas, pero hay algo en la verba de este texto que lo impide. ¿Así debería pensarse y escribirse la política hoy, Funes?¿Este debería ser el lugar de nuevas formas de pensar los lenguajes y las retóricas?
Deberíamos, más que nada los que reivindican tanto los blogs como lugar de debate y confrontación ideológica, hacernos cargo de exigir a nuestras palabras un poco más de algarabía lingüística. Sino, estos formatos virtuales, lo seguirán siendo.
http://lestroispetitscochons.blogspot.com/2009/06/segunda-carta-al-ex-presidente.html
No me sorprende la retórica de Funes. Se sabe que actualmente los sectores más autodenominados independientes del campo cultural porteño, son sinceramente un cocoliche político de vidriera.
Reconozco interesantes rastreos de gente como quién escribió la carta, a muchos los conozco, algunos me gustan más. Pero la situación política en las artes contemporáneas porteñas se pudre estrepitosamente con cada tintinear de Lanata en sus retóricas o alguna alusión a lo Sarlo. Nefasto.
Además, el tono de la carta es fuertemente paradójico. Recuerda a esas posturas anti-puán, anti-discurso, que tanto abundan, tanto. Nefasto.
Podríamos ser respetuosos de posturas republicánas e institucionalistas, pero hay algo en la verba de este texto que lo impide. ¿Así debería pensarse y escribirse la política hoy, Funes?¿Este debería ser el lugar de nuevas formas de pensar los lenguajes y las retóricas?
Deberíamos, más que nada los que reivindican tanto los blogs como lugar de debate y confrontación ideológica, hacernos cargo de exigir a nuestras palabras un poco más de algarabía lingüística. Sino, estos formatos virtuales, lo seguirán siendo.
jueves, 14 de mayo de 2009
“Toda profesión, me dice, tiene sus goces. Un barrendero, por ejemplo, puede convertir su actividad en algo totalmente excepcional, distintivo. Le respondo que el barrendero sólo disfruta de su excepcionalidad si ésta encuentra el debido reconocimiento externo. Incluso se amargan aquellos artistas cuyo genio permanece desconocido.”
Siegfried Kracauer. En “Los empleados” (1930)
Siegfried Kracauer. En “Los empleados” (1930)
miércoles, 29 de abril de 2009
jueves, 23 de abril de 2009
Política facial
Por Horacio González *
¿Vieron la publicidad de De Narváez en la televisión? Sí, una más de un político que vende un sedativo, tranquilidad asegurada, no-crispación. Pero no. No es solo eso. Lo que dice y el modo en que lo dice es muy grave. Si me permiten exponerlo así: atenta contra la seguridad. No cualquier seguridad –no le escapo a esa discusión–, sino a una que nos interesa sobremanera. La seguridad de encontrarnos, en medio de las divergencias propias de la historia nacional, en el terreno del reconocimiento de un lenguaje socialmente vivo. Forjamos nuestra propia lengua inmersos en ese lenguaje. En cambio, la del señor De Narváez implica el fin de un ciclo histórico. La cancelación del idioma social de la política que formó generaciones enteras de ciudadanos.
Su cara higienizada, sus palabras balsámicas, su toque sosegado de pastor sermoneando robóticamente al fin de la noche, hunden el modo distintivo de la multívoca lengua nacional. No la lengua que represente alguna identidad específica, sino la que con sus implícitos, residuos y rezongos permite conocernos y disentir. La lengua que faculta el trasiego y la agitación de las singularidades. La que sostiene el modo de hablar real y lo que por ventura se escribe en nuestros panfletos, poemas o novelas. Como indagación subjetiva o como tañido legendario. Es esa lengua la que queda anulada cada vez que De Narváez suelta sus frases torneadas en recámaras especializadas.
No es de ahora, pero algo terrible ha sucedido y quizá no lo percibimos. Pareciera que atravesamos el capítulo final de una forma del habla política argentina. Escuchen la publicidad de De Narváez. Un currículum etéreo: el padre, los hijos, la fortuna hecha trabajando. Una receta de querubín: sumar y no confrontar, fórmulas fáciles de los redactores de laboratorio. Y una paradoja patriarcal. “Vengo a ayudar” dicho en primer lugar. Pero agrega: “ayúdenme”. Nunca nadie que haya decidido “venir” dijo que lo hacía apenas para ayudar y encima burlándose, pidiendo en seguida que lo ayuden. Lavativas verbales que aparecen en el lugar de lo que sabemos que es lo político, en su verdad profunda. Una convocatoria asumida en tanto riesgo liminar. En cambio, el círculo ayudador-ayudado es superficial, ficticio. Esta estructura cierra las intenciones colectivas. Destruye de por sí lo político y todas las demás significaciones activas de la vida.
Este despojamiento autobiográfico sustituye a lo siempre problemático de una existencia. ¿No tuvo la política argentina ejemplos de “vidas problemáticas”? A ellas siempre nos atuvimos: la de Yrigoyen, Lisandro de la Torre, Deodoro Roca, Perón, Cooke, Alfredo Palacios, Scalabrini Ortiz, Alfonsín, vidas rugosas, repletas de alternativas y dilemas. Pero ahora se nos anuncia el reinado de una homilía publicitaria probada en los precintos de la construcción artificial de vidas. Con ella se desea suplir la fuente misma de la política. ¡Otra que una marca de cartera, un inocente perfume caro o una cosmética acentuada!
La fuente del vivir problemático quiere ser suplantada por el vivir sin vibraciones. Algo turbio se cierne sobre el país. La biografía televisiva de De Narváez es una efigie “aproblemática” pero paradójica. Dice mucho pero no sabemos quién es. ¿Puede ayudar alguien del que no sabemos cuáles fueron sus pliegues y vaivenes? Pero no, no es un olvido. Es una omisión que implica toda una elección teórica, casi una epistemología. Es que un fetiche ahora vacío, desvitalizado, reemplazó el intercambio social por una red de ayuda: “vengo a ayudar”, “ayúdenme”. Sí, escúchenlo bien y avergoncémonos. Esta deshonra nosotros la permitimos, aceptando pasivamente que sea normal que alguien hable de ese modo en las luchas políticas. Se trata de un acto final de la lengua política recibida, con la que hablábamos de trayectorias, programas y memorias. A este triste capítulo póstumo de la política historizada, la sociedad argentina lo viene construyendo paso a paso, a cada fracaso de la democracia efectiva, a cada avance irresponsable de un conservatismo de sociedad cansada, con el miedo tatuado en su pescuezo.
Cuando en una nación fracasa la lengua articulada con la que se fundó la política, aparecen las pobres magias de alambique, tomadas de discursos seudoevangélicos, pero pasados por siglos de venta ambulante, metrajes copiosos de prédica publicitaria y deshistorización brutal de los enunciados. Así operan los nuevos monjes de trastienda que ayudan a los neo-políticos sin historia. “Ayudar.” ¿No nos da vergüenza atrofiar en nombre del mero “ayudar” las fuentes de la política, que descansan en el compromiso, la pasión y la capacidad de afrontar la adversidad? A mí me gusta ayudar a un amigo o a un peatón anónimo que tropieza en la vereda. Pero ese gentil sentimiento se transforma en grajea innoble cuanto intenta sustituir las inflexiones de la historia.
Nos insulta, señor De Narváez, cuando con su rostro seráfico nos propone la ayudocracia en vez de la política de ideas. Su aire angelical para anunciar el desmantelamiento nos evoca un aciago fracaso colectivo. Nos propone el socorro mutuo en vez de la discrepancia lúcida. Reinaría por doquier su acertijo vil –“vengo a ayudar” para que me “ayuden”– en vez de la difícil interacción de los pensamientos sociales en un mundo social quebrantado. La mentira –escúcheme– no es una forma de conciencia ni una incoherencia buscada. Es lo que puede mostrar la totalidad lisa de un rostro que nada sabe de su potencial intimidatorio. Su política del rostro ni siquiera puede verse como mala fe, pues tiene la fuerza de una candorosa maniobra para clausurar legados y compromisos.
No tengo nada contra los tatuajes. Son narraciones de nuestra piel, muchas veces profundas alegorías de nuestro tiempo que traemos a los pobres territorios de nuestro cuerpo. Pero el alisamiento facial absoluto, el hablar maquinal sin inflexiones, presupone que es peligroso decir algo sustantivo y con marca de identidad social reconocible. Con usted se palpa ese peligro, De Narváez. Lo único que sorprende es el asomo de un tatuaje en su cuello, marca enigmática y escénica de carácter conjetural. No es descifrable a simple vista televisiva. Pero se avizora como la punta insinuante de un pañuelo perfumado. Eso es lo amenazador, con buen perfume de tendero afortunado, sobrador. Allí se muestra el peligro que su lengua ascética de la ayudología se niega a revelar.
Esos ideogramas que asoman por el cuello de la camisa quizá sean los nuevos jeroglíficos que anuncien cómo se organizará el Estado que surgirá cuando los “no-crispados” triunfen, si triunfan. Bajo las túnicas almidonadas y la fisonomía sin poros, emergen lateralmente los místicos sellos epidérmicos. Advierten un nuevo cilicio social, en nombre de la razón sin convulsiones. Una nueva intolerancia en nombre de los alfileres de acero en el mapa de seguridad. Si no reaccionamos, todo un país puede ser envuelto en su impotencia e incuria, marchando alegremente hacia el fin de su propia historia.
Numerosísimos políticos peronistas, radicales o socialistas, con todos sus achaques conocidos, habían conservado sin embargo ciertas huellas de propiedad lingüística. En el corazón último de su charla todavía se exhibía el guiño deshilvanado de sus convicciones. Ahora están dispuestos a aceptar que las cosas están así, inodoras e insípidas. Narvaizadas. Salidas de los púlpitos lúgubres de la televisión profunda. No de la que hay que respetar, mejorar y en muchos casos refundar. ¿Quieren el poder? ¿Dar por terminada la crispación? Entonces, deberá ser válido para muchos políticos profesionales dejar de ser ellos mismos, ya que toda una sociedad ha dado pasos agigantados para saldar toda su historia en un espejo esterilizado. Disipada, sin que nuevas denominaciones surgiesen.
Así, una asombrosa corriente de ideas ha sustituido el juego político heredado, ese mismo que hay que transformar para que a su vez transforme. Como en la tragedia griega, parecería que todo crimen civil fuese manifestación de un destino inducido desde el vientre del Estado. Su repercusión sin mediaciones debería arrasar al propio Estado culposo. Quedaría, al fin, la policía. Con ello se liquida la política, la legislación, la vida pública autónoma y la justicia en nombre de un nuevo totalitarismo semántico. Veremos desfilar falanges populares rezando por el credo reaccionario que destila un rostro sin vestigios de ninguna historia. En el mejor de los casos, puede ser que allí también reconozcamos el naufragio de la historia de todos nosotros cada vez que estuvimos distraídos. Carentes de ideas. Recelosos ante el compromiso y aceptando el monograma desabrido de los mercaderes. Ese tatuaje con que se desea borrar todos los rastros populares. Precisamente lo que hay que reconstruir.
* Sociólogo, ensayista, director de la Biblioteca Nacional.
Su cara higienizada, sus palabras balsámicas, su toque sosegado de pastor sermoneando robóticamente al fin de la noche, hunden el modo distintivo de la multívoca lengua nacional. No la lengua que represente alguna identidad específica, sino la que con sus implícitos, residuos y rezongos permite conocernos y disentir. La lengua que faculta el trasiego y la agitación de las singularidades. La que sostiene el modo de hablar real y lo que por ventura se escribe en nuestros panfletos, poemas o novelas. Como indagación subjetiva o como tañido legendario. Es esa lengua la que queda anulada cada vez que De Narváez suelta sus frases torneadas en recámaras especializadas.
No es de ahora, pero algo terrible ha sucedido y quizá no lo percibimos. Pareciera que atravesamos el capítulo final de una forma del habla política argentina. Escuchen la publicidad de De Narváez. Un currículum etéreo: el padre, los hijos, la fortuna hecha trabajando. Una receta de querubín: sumar y no confrontar, fórmulas fáciles de los redactores de laboratorio. Y una paradoja patriarcal. “Vengo a ayudar” dicho en primer lugar. Pero agrega: “ayúdenme”. Nunca nadie que haya decidido “venir” dijo que lo hacía apenas para ayudar y encima burlándose, pidiendo en seguida que lo ayuden. Lavativas verbales que aparecen en el lugar de lo que sabemos que es lo político, en su verdad profunda. Una convocatoria asumida en tanto riesgo liminar. En cambio, el círculo ayudador-ayudado es superficial, ficticio. Esta estructura cierra las intenciones colectivas. Destruye de por sí lo político y todas las demás significaciones activas de la vida.
Este despojamiento autobiográfico sustituye a lo siempre problemático de una existencia. ¿No tuvo la política argentina ejemplos de “vidas problemáticas”? A ellas siempre nos atuvimos: la de Yrigoyen, Lisandro de la Torre, Deodoro Roca, Perón, Cooke, Alfredo Palacios, Scalabrini Ortiz, Alfonsín, vidas rugosas, repletas de alternativas y dilemas. Pero ahora se nos anuncia el reinado de una homilía publicitaria probada en los precintos de la construcción artificial de vidas. Con ella se desea suplir la fuente misma de la política. ¡Otra que una marca de cartera, un inocente perfume caro o una cosmética acentuada!
La fuente del vivir problemático quiere ser suplantada por el vivir sin vibraciones. Algo turbio se cierne sobre el país. La biografía televisiva de De Narváez es una efigie “aproblemática” pero paradójica. Dice mucho pero no sabemos quién es. ¿Puede ayudar alguien del que no sabemos cuáles fueron sus pliegues y vaivenes? Pero no, no es un olvido. Es una omisión que implica toda una elección teórica, casi una epistemología. Es que un fetiche ahora vacío, desvitalizado, reemplazó el intercambio social por una red de ayuda: “vengo a ayudar”, “ayúdenme”. Sí, escúchenlo bien y avergoncémonos. Esta deshonra nosotros la permitimos, aceptando pasivamente que sea normal que alguien hable de ese modo en las luchas políticas. Se trata de un acto final de la lengua política recibida, con la que hablábamos de trayectorias, programas y memorias. A este triste capítulo póstumo de la política historizada, la sociedad argentina lo viene construyendo paso a paso, a cada fracaso de la democracia efectiva, a cada avance irresponsable de un conservatismo de sociedad cansada, con el miedo tatuado en su pescuezo.
Cuando en una nación fracasa la lengua articulada con la que se fundó la política, aparecen las pobres magias de alambique, tomadas de discursos seudoevangélicos, pero pasados por siglos de venta ambulante, metrajes copiosos de prédica publicitaria y deshistorización brutal de los enunciados. Así operan los nuevos monjes de trastienda que ayudan a los neo-políticos sin historia. “Ayudar.” ¿No nos da vergüenza atrofiar en nombre del mero “ayudar” las fuentes de la política, que descansan en el compromiso, la pasión y la capacidad de afrontar la adversidad? A mí me gusta ayudar a un amigo o a un peatón anónimo que tropieza en la vereda. Pero ese gentil sentimiento se transforma en grajea innoble cuanto intenta sustituir las inflexiones de la historia.
Nos insulta, señor De Narváez, cuando con su rostro seráfico nos propone la ayudocracia en vez de la política de ideas. Su aire angelical para anunciar el desmantelamiento nos evoca un aciago fracaso colectivo. Nos propone el socorro mutuo en vez de la discrepancia lúcida. Reinaría por doquier su acertijo vil –“vengo a ayudar” para que me “ayuden”– en vez de la difícil interacción de los pensamientos sociales en un mundo social quebrantado. La mentira –escúcheme– no es una forma de conciencia ni una incoherencia buscada. Es lo que puede mostrar la totalidad lisa de un rostro que nada sabe de su potencial intimidatorio. Su política del rostro ni siquiera puede verse como mala fe, pues tiene la fuerza de una candorosa maniobra para clausurar legados y compromisos.
No tengo nada contra los tatuajes. Son narraciones de nuestra piel, muchas veces profundas alegorías de nuestro tiempo que traemos a los pobres territorios de nuestro cuerpo. Pero el alisamiento facial absoluto, el hablar maquinal sin inflexiones, presupone que es peligroso decir algo sustantivo y con marca de identidad social reconocible. Con usted se palpa ese peligro, De Narváez. Lo único que sorprende es el asomo de un tatuaje en su cuello, marca enigmática y escénica de carácter conjetural. No es descifrable a simple vista televisiva. Pero se avizora como la punta insinuante de un pañuelo perfumado. Eso es lo amenazador, con buen perfume de tendero afortunado, sobrador. Allí se muestra el peligro que su lengua ascética de la ayudología se niega a revelar.
Esos ideogramas que asoman por el cuello de la camisa quizá sean los nuevos jeroglíficos que anuncien cómo se organizará el Estado que surgirá cuando los “no-crispados” triunfen, si triunfan. Bajo las túnicas almidonadas y la fisonomía sin poros, emergen lateralmente los místicos sellos epidérmicos. Advierten un nuevo cilicio social, en nombre de la razón sin convulsiones. Una nueva intolerancia en nombre de los alfileres de acero en el mapa de seguridad. Si no reaccionamos, todo un país puede ser envuelto en su impotencia e incuria, marchando alegremente hacia el fin de su propia historia.
Numerosísimos políticos peronistas, radicales o socialistas, con todos sus achaques conocidos, habían conservado sin embargo ciertas huellas de propiedad lingüística. En el corazón último de su charla todavía se exhibía el guiño deshilvanado de sus convicciones. Ahora están dispuestos a aceptar que las cosas están así, inodoras e insípidas. Narvaizadas. Salidas de los púlpitos lúgubres de la televisión profunda. No de la que hay que respetar, mejorar y en muchos casos refundar. ¿Quieren el poder? ¿Dar por terminada la crispación? Entonces, deberá ser válido para muchos políticos profesionales dejar de ser ellos mismos, ya que toda una sociedad ha dado pasos agigantados para saldar toda su historia en un espejo esterilizado. Disipada, sin que nuevas denominaciones surgiesen.
Así, una asombrosa corriente de ideas ha sustituido el juego político heredado, ese mismo que hay que transformar para que a su vez transforme. Como en la tragedia griega, parecería que todo crimen civil fuese manifestación de un destino inducido desde el vientre del Estado. Su repercusión sin mediaciones debería arrasar al propio Estado culposo. Quedaría, al fin, la policía. Con ello se liquida la política, la legislación, la vida pública autónoma y la justicia en nombre de un nuevo totalitarismo semántico. Veremos desfilar falanges populares rezando por el credo reaccionario que destila un rostro sin vestigios de ninguna historia. En el mejor de los casos, puede ser que allí también reconozcamos el naufragio de la historia de todos nosotros cada vez que estuvimos distraídos. Carentes de ideas. Recelosos ante el compromiso y aceptando el monograma desabrido de los mercaderes. Ese tatuaje con que se desea borrar todos los rastros populares. Precisamente lo que hay que reconstruir.
* Sociólogo, ensayista, director de la Biblioteca Nacional.
sábado, 18 de abril de 2009
BUSCADO. SE ESTRENA BUSCADO.
Buscado acapara con fervor las penas y hostilidades del hombre en búsqueda de sí. Esta búsqueda no está exenta de las peripecias de la inconciencia, de saberse parte de un legado, de una tradición, de un mito.
Correr, así como es una práctica que en la furiosa televisión no hace mas que tipificarse como ejercicio perpetuo de las conciencias desplegadas por el mundo, es una forma de escapar de la búsqueda. Sumergirse en cajas. Olvidarse.
Hay música, gritos, rudos hombres y lamentos; penas, angustia. Es el momento en que el arte toma por asalto una época ahistórica para referenciarla en su contexto infinito.
Será entonces buscar, también ser buscado
Viernes. 21.hs. En "El portón de Sanchez"
WWW.BUSCADO.BLOGSPOT.COM
Correr, así como es una práctica que en la furiosa televisión no hace mas que tipificarse como ejercicio perpetuo de las conciencias desplegadas por el mundo, es una forma de escapar de la búsqueda. Sumergirse en cajas. Olvidarse.
Hay música, gritos, rudos hombres y lamentos; penas, angustia. Es el momento en que el arte toma por asalto una época ahistórica para referenciarla en su contexto infinito.
Será entonces buscar, también ser buscado
Viernes. 21.hs. En "El portón de Sanchez"
WWW.BUSCADO.BLOGSPOT.COM
domingo, 12 de abril de 2009
Cesare Pavese. Poeta Italiano. Todo esta por descubrirse, amigos!!
Trabajar Cansa.
Los dos, tendidos sobre la hierba, vestidos, se miran
a la cara
entre los tallos delgados: la mujer le muerde los
cabellos
y después muerde la hierba. Entre la hierba, sonríe
turbada.
Coge el hombre su mano delgada y la muerde
y se apoya en su cuerpo. Ella le echa, haciéndole dar
tumbos.
La mitad de aquel prado queda, así, enmarañada.
La muchacha, sentada, se acicala el peinado
y no mira al compañero, tendido, con los ojos
abiertos.
Los dos, ante una mesita, se miran a la cara
por la tarde y los transeúntes no cesan de pasar.
De vez en cuando, les distrae un color más alegre.
De vez en cuando, él piensa en el inútil día
de descanso, dilapidado en acosar a esa mujer
que es feliz al estar a su vera y mirarle a los ojos.
Si con su piel le toca la pierna, bien sabe
que mutuamente se envían miradas de sorpresa
y una sonrisa, y que la mujer es feliz. Otras mujeres
que pasan
no le miran el rostro, pero esta noche por lo menos
se desnudarán con un hombre. O es que acaso las
mujeres
sólo aman a quien malgasta su tiempo por nada.
Se han perseguido todo el día y la mujer tiene aún la
mejillas
enrojecidas por el sol. En su corazón le guarda
gratitud.
Ella recuerda un besazo rabioso intercambiado en un
bosque,
interrumpido por un rumor de pasos, y que todavía
le quema.
Estrecha consigo el verde ramillete -recogido de la
roca
de una cueva- de hermoso adianto y envuelve al
compañero
con una mirada embelesada. Él mira fijamente la
maraña
de tallos negruzcos entre el verde tembloroso
y vuelve a asaltarle el deseo de otra maraña
-presentida en el regazo del vestido claro-
y la mujer no lo advierte. Ni siquiera la violencia
le sirve, porque la muchacha, que le ama, contiene
cada asalto con un beso y le coge las manos.
Pero esta noche, una vez la haya dejado, sabe dónde
irá:
volverá a casa, atolondrado y derrengado,
pero saboreará por lo menos en el cuerpo saciado
la dulzura del sueño sobre el lecho desierto.
Solamente -y esta será su venganza- se imaginará
que aquel cuerpo de mujer que hará suyo
será, lujurioso y sin pudor alguno, el de ella.
domingo, 29 de marzo de 2009
Apostillas del BAFICI (3)
"Dejar obra, morir joven". Premisa generalizada en varios artistas, casi siempre gloriosos.
Caicedo fue uno de ellos. Sus amigos hablan mientras en el año ´86 ya pasaron 10 años de su muerte. Rememoran osadías y reivindican un pasado movedizo, casi trágico.
Nombre del documental "Unos buenos pocos amigos". Andres fue un gran, gran, gran y conmovedor escritor. Vivió 25 años.
Lo dan el domingo de nuevo en el MALBA.
viernes, 27 de marzo de 2009
Apostillas del BAFICI (2)
Tokten. Fuí a ver Tokten. Está en la competencia "peliculas argentinas".
Muy desplegada y estética narración de lo urbano. Cómo se erigen los monstruos de la ciudad y cómo a veces no logramos discernir por qué eso pasa.
La dan de nuevo. Averiguen/averiguar/averiguaré.
Lo único que se hace desde arriba son los pozos.
--
lunes, 23 de marzo de 2009
Apostillas del BAFICI (1)
Ir a comprar las entradas para este festival. Bien, ardua tarea, un tanto engorrosa.
Pero bien, llegar 10 menos cuarto, de los primeros en la fila por suerte. Mirar alrededor y notar que este festival es un indicador fehaciente de la desocupación juvenil metropolitana: todo el mundo tenía entre 20 y 25 años. Yo también, una lástima que huí al subte "b" a emigrar hacia los históricos pasillos de tribunales.
Diálogo con una piba que estab al lado mío y mejor preparada (tenía el programa completo)
yo: A ver, me prestas, tiene ahí por director?
ella: no
yo: si, tiene que tener
ella: no, de esto yo se (risas de alguien quemado)
yo: fijate "x" pelicula si la dan el 30 a la noche
ella: no, pero fijate que podés venir el 29 a las 3 de la tarde!! (con alegría)
yo (por dentro): gran dato, los consumidores de BAFICI no laburan.
Porque no tienen o porque no buscan??
Pero bien, llegar 10 menos cuarto, de los primeros en la fila por suerte. Mirar alrededor y notar que este festival es un indicador fehaciente de la desocupación juvenil metropolitana: todo el mundo tenía entre 20 y 25 años. Yo también, una lástima que huí al subte "b" a emigrar hacia los históricos pasillos de tribunales.
Diálogo con una piba que estab al lado mío y mejor preparada (tenía el programa completo)
yo: A ver, me prestas, tiene ahí por director?
ella: no
yo: si, tiene que tener
ella: no, de esto yo se (risas de alguien quemado)
yo: fijate "x" pelicula si la dan el 30 a la noche
ella: no, pero fijate que podés venir el 29 a las 3 de la tarde!! (con alegría)
yo (por dentro): gran dato, los consumidores de BAFICI no laburan.
Porque no tienen o porque no buscan??
miércoles, 18 de marzo de 2009
miércoles, 11 de marzo de 2009
www.bafici.gob.ar www.bafici.gob.ar www.bafici.gob.ar www.bafici.gob.ar www.bafici.gob.ar
Ya vendrán tiempos mejores, reconciliaciones de lo artístico y lo popular, lo masivo. Mientras tanto no neguemos ciertas experiencias interesantes, como ver o tener cerca tanto cine interesante, trascendente y conmovedor, aunque sobren quizás montones de someras porquerías.
A ir.
miércoles, 4 de marzo de 2009
martes, 3 de marzo de 2009
foto de Rocío
Adoctrinar es una palabra un poco pesada, calduda, espesa. Pero bien, entonces no habría que utilizarla, por lo menos para pensar lo lindo que es enseñar, como algo diferente a adoctrinar.
Se me ocurre que en la enseñanza hay mucho mas de solidaridad, de comunión. Un despojo preconcebido, un camino que se abre, dos personas que al fin van a escindir sus actos. Incorporan y arremeten, suspiran y proponen. Y en esa incorporación o en ese suspiro incuban una unión infinita, puesta en el saber, en la mediación de no ser uno sin el otro.
Enseñar a usar una cámara de fotos, a presionar con mesura, a agudizar el ojo en un momento preciso, a librar los criterios, a llenarse de luz.
Y esta foto es producto de una pequeña enseñanza, de un temeroso convite al adrenalínico mundo de las imágenes. Humildes recomendaciones, tímidos consejos. Después esta foto, una síntesis, una posibilidad, nunca una doctrina.
lunes, 23 de febrero de 2009
Lugar común. Estacionamiento de Sociales
¿Qué es lo más interesante, inquietante y sobresaliente de tener con nosotros un espacio así?
¿Qué suscita poder compartir de modo solidario el cemento y la futura tierra fértil de este enclave distintivo en medio de Barrio Norte?
Estamos en el momento que supimos iba a llegar. No el momento de un amenazante desalojo, no el miedo del conflicto que acapare represión. No. El momento que se esperaba era el de valorar de una vez este patio trasero del conocimiento. Valorarlo, notar de una vez la importancia de este terreno como recodo cotidiano para todo lo que pasa ahí: desbarajustes retóricos, ingesta de bebida en momentos de ocio, cuidado de unas plantas que cada día refulgen más. Vista al imponente “Clínicas”. Deportes, recreación digna de los programas culturales de los años 40 que reconfiguradas hoy, sí que valen, ¿quien lo imaginaría? –Esto es chicana, chiste, chascarrillo, perdón por la licencia-.
Bien, decía esto y quiero hacer más fuerte mi opinión, esta humilde vorágine de palabras.
Tenemos este cuadrado inexpugnable. Hay que revalidarlo. Hay que enaltecerlo aún más. Esta integración por las espaldas del derruido edificio de Marcelo T. a las calles de la ciudad no es casual, es la integración que nos falta con el espacio público y que debería estar acompañada de una integración –aunque oblicua, siempre compleja y nunca completa- de todos los que andamos por los pasillos de la facultad, o por lo menos todos los que pensamos a la universidad como espacio de la critica y la acción.
¿Qué suscita poder compartir de modo solidario el cemento y la futura tierra fértil de este enclave distintivo en medio de Barrio Norte?
Estamos en el momento que supimos iba a llegar. No el momento de un amenazante desalojo, no el miedo del conflicto que acapare represión. No. El momento que se esperaba era el de valorar de una vez este patio trasero del conocimiento. Valorarlo, notar de una vez la importancia de este terreno como recodo cotidiano para todo lo que pasa ahí: desbarajustes retóricos, ingesta de bebida en momentos de ocio, cuidado de unas plantas que cada día refulgen más. Vista al imponente “Clínicas”. Deportes, recreación digna de los programas culturales de los años 40 que reconfiguradas hoy, sí que valen, ¿quien lo imaginaría? –Esto es chicana, chiste, chascarrillo, perdón por la licencia-.
Bien, decía esto y quiero hacer más fuerte mi opinión, esta humilde vorágine de palabras.
Tenemos este cuadrado inexpugnable. Hay que revalidarlo. Hay que enaltecerlo aún más. Esta integración por las espaldas del derruido edificio de Marcelo T. a las calles de la ciudad no es casual, es la integración que nos falta con el espacio público y que debería estar acompañada de una integración –aunque oblicua, siempre compleja y nunca completa- de todos los que andamos por los pasillos de la facultad, o por lo menos todos los que pensamos a la universidad como espacio de la critica y la acción.
martes, 17 de febrero de 2009
lunes, 16 de febrero de 2009
lunes, 2 de febrero de 2009
AGUSTINA GATTO. TALLERES 2009. DRAMATURGIA
Taller de escritura teatral 2 Modalidad: Práctico + lecturas de obras teatrales y materiales teóricos. Destinado a: Se recomienda haber cursado el taller 1 o tener alguna experiencia previa pero esto no es excluyente.Duración: Marzo a Noviembre.Inicio: Mediados de Marzo de 2009Horario: Martes de 19 a 21:30 hs.Lugar: AbastoValor: $130 mensuales
Taller de escritura teatral 1 Modalidad: Teórico-práctico.Destinado a: pueden cursarlo todos los interesados, con o sin experiencia previa.Duración: Planteado en 2 módulos coplementarios: de Marzo a Julio y de Agosto a Noviembre.Inicio: Mediados de Marzo de 2009Horario: Miércoles de 19 a 21:30 hs.Lugar: AbastoValor: $130 mensuales
BIBLIOGRAFÍA
Se entrega un cuadernillo con bibliografía que incluye textos teatrales y teóricos referidos a las cuestiones particulares que aborda cada taller.
ACCESO A LAS CLASES
Todas las clases se graban, a fin de que los alumnos que faltan puedan acceder a las mismas a través de un CD.
INVITADOS
En ambos talleres tenemos la intención de invitar a otros teatristas, que puedan dar cuenta de su experiencia en la escritura, dramaturgia o dirección de espectáculos en los que hay texto dramático. Los invitados del año 2008 fueron Agustina Muñoz, a propósito de sus textos "Las mujeres entre los hielos" y "El calor del cuerpo" y Cristian Drut, por la dirección de "Apenas el fin del mundo" del autor francés Jean-Luc Lagarce.
Mas info en http://tallerdeescriturateatral.blogspot.com/
Taller de escritura teatral 1 Modalidad: Teórico-práctico.Destinado a: pueden cursarlo todos los interesados, con o sin experiencia previa.Duración: Planteado en 2 módulos coplementarios: de Marzo a Julio y de Agosto a Noviembre.Inicio: Mediados de Marzo de 2009Horario: Miércoles de 19 a 21:30 hs.Lugar: AbastoValor: $130 mensuales
BIBLIOGRAFÍA
Se entrega un cuadernillo con bibliografía que incluye textos teatrales y teóricos referidos a las cuestiones particulares que aborda cada taller.
ACCESO A LAS CLASES
Todas las clases se graban, a fin de que los alumnos que faltan puedan acceder a las mismas a través de un CD.
INVITADOS
En ambos talleres tenemos la intención de invitar a otros teatristas, que puedan dar cuenta de su experiencia en la escritura, dramaturgia o dirección de espectáculos en los que hay texto dramático. Los invitados del año 2008 fueron Agustina Muñoz, a propósito de sus textos "Las mujeres entre los hielos" y "El calor del cuerpo" y Cristian Drut, por la dirección de "Apenas el fin del mundo" del autor francés Jean-Luc Lagarce.
Mas info en http://tallerdeescriturateatral.blogspot.com/
martes, 20 de enero de 2009
DRAMATURGIAS. Editorial Entropía, 2008.
Dramaturgias”; se proclama desde el vamos que el libro esta compuesto por varias formas de dramaturgia, no solo por 7 muchachas sino además por varios estilos, enfoques dramáticos, posicionamientos ante los textos, ante los trazos. Eso parece decir el titulo. Hagamos de cuenta que nos convencemos de ello y lo leemos en ese código. Situemonos como espectadores de algo que va a ser múltiple. Error. No, no hay tal multiplicidad. Mejor dicho, la hay, pero en algún sentido del que no voy a hacer énfasis –pienso en los terrenos, en las situaciones, en los ambientes-.
Casi todas las obras suscitan el mismo punto de inflexión: la relación entre los sujetos desde el plano del afecto, desde la sensibilidad más privada, más elemental. Esas relaciones están todas marcadas por la angustia de las estructuras cultúrales y formales. Por el clamor porque esto se desvanezca. Es una antología de una mirada sobre las relaciones humanas más básicas –no por ello desdeñable- y, aunque como decía, lo ambiental varía y eso es indispensable recalcarlo, sujetos indecisos, fríos, inertes, despegados de sí, pasan por nuestras lecturas cómo acorralados por la complejidad del amor.
Si la referencia está siempre en el ambito de la vida privada, si el guiño tiende siempre a pensar las redes que complejizan las relaciones sentimentales y si está exenta del próposito de las obras la pregunta por lo público, lo que viene desde afuera, lo múltiple, es porque hay algo de esta concatenación, de esta antología, que se logró.
La cuestión está en el título, debería pensarse cómo, aludir a una pluralidad, nos sofoca de pensar que las aristas de la escritura son las mismas. Cada una con sus matices, por supuesto, cada una con sus lenguajes, sus tonos y la notoriedad del autor como sujeto distintivo. Pero hay algo más: si una antología pretende demostrar un estado de situación esta lo ha posibilitado. Leer “Dramaturgias” es percibir un clima de hostilidad, pero no la hostilidad de la calle, sino otra hostilidad, no menos importante: la crisis de los parámetros por los que se rigen las sensaciones y el amor. Por lo menos, para estas 7 jovenes que concatenan una antología que ni más ni menos, devela una época.
Casi todas las obras suscitan el mismo punto de inflexión: la relación entre los sujetos desde el plano del afecto, desde la sensibilidad más privada, más elemental. Esas relaciones están todas marcadas por la angustia de las estructuras cultúrales y formales. Por el clamor porque esto se desvanezca. Es una antología de una mirada sobre las relaciones humanas más básicas –no por ello desdeñable- y, aunque como decía, lo ambiental varía y eso es indispensable recalcarlo, sujetos indecisos, fríos, inertes, despegados de sí, pasan por nuestras lecturas cómo acorralados por la complejidad del amor.
Si la referencia está siempre en el ambito de la vida privada, si el guiño tiende siempre a pensar las redes que complejizan las relaciones sentimentales y si está exenta del próposito de las obras la pregunta por lo público, lo que viene desde afuera, lo múltiple, es porque hay algo de esta concatenación, de esta antología, que se logró.
La cuestión está en el título, debería pensarse cómo, aludir a una pluralidad, nos sofoca de pensar que las aristas de la escritura son las mismas. Cada una con sus matices, por supuesto, cada una con sus lenguajes, sus tonos y la notoriedad del autor como sujeto distintivo. Pero hay algo más: si una antología pretende demostrar un estado de situación esta lo ha posibilitado. Leer “Dramaturgias” es percibir un clima de hostilidad, pero no la hostilidad de la calle, sino otra hostilidad, no menos importante: la crisis de los parámetros por los que se rigen las sensaciones y el amor. Por lo menos, para estas 7 jovenes que concatenan una antología que ni más ni menos, devela una época.
domingo, 18 de enero de 2009
HOJA DE RUTA
Croquis, un croquis de elegante talante. Eso rima, me enaltece como escriba. Decía "croquis", mejor decirle o denominarlo como ellos lo autodenominan "Mapa de la inseguridad". Un fuerte panfleto, un honroso caldo donde escupir. Un esbozo de petulante fascismo.
Recién veía de a ratos un partido de futbol insignificante, de verano, de ocio, desprovisto de actitud y en medio de lo que el ambiente del futbol denomina "pre-temporada". O es temporada o no es, ¿qué significaría lo previo a la temporada?¿Es un momento especial, de potencia?. Bien, aquí en este partido fomentan la candidatura del magnánimo magnate mediático y diputada nacional Francisco de Narvaez o mejor llamado "el del tatuaje que si se lo vé una vieja no lo vota". Estaba De narvaez apareciendo por debajo de la pantalla ofreciendo el servicio del mapa esE que nombré. Jocoso rostro, rubio ademán.
Lo mejor de este muchacho es que se autoreferencia como un peronista clásico, de los de antes. Uy, qué tema. Ese tema trilladizimo. ¿Qué es el peronismo?. No voy a hablar de eso. No. Hablo de De Narvaez. Solo afirmo: no hay manera de que
De Narvaez tenga algun adn peronista. Nada. Lo tiene R. Saa, lo tiene un inquieto Solá. Pero Fran, vos carecés de todo gesto peroncho. Te falta.
Ya lo dijo Vilma Ripoll, alta muchacha de tribuna, de plena arenga. Ferviente y polémica trosca medio devenida en chacarera santafesina al lado de Solanas y De angeli. Bien, dijo una vez Ripoll en la mesa de Mirtha en medio de una comparación que esta hacía de Cristina con Evita, dijo: "Sabés que le falta a Cristina. Las patas en el barro, viejo" y se metió un bocadillo.
Recién veía de a ratos un partido de futbol insignificante, de verano, de ocio, desprovisto de actitud y en medio de lo que el ambiente del futbol denomina "pre-temporada". O es temporada o no es, ¿qué significaría lo previo a la temporada?¿Es un momento especial, de potencia?. Bien, aquí en este partido fomentan la candidatura del magnánimo magnate mediático y diputada nacional Francisco de Narvaez o mejor llamado "el del tatuaje que si se lo vé una vieja no lo vota". Estaba De narvaez apareciendo por debajo de la pantalla ofreciendo el servicio del mapa esE que nombré. Jocoso rostro, rubio ademán.
Lo mejor de este muchacho es que se autoreferencia como un peronista clásico, de los de antes. Uy, qué tema. Ese tema trilladizimo. ¿Qué es el peronismo?. No voy a hablar de eso. No. Hablo de De Narvaez. Solo afirmo: no hay manera de que
De Narvaez tenga algun adn peronista. Nada. Lo tiene R. Saa, lo tiene un inquieto Solá. Pero Fran, vos carecés de todo gesto peroncho. Te falta.
Ya lo dijo Vilma Ripoll, alta muchacha de tribuna, de plena arenga. Ferviente y polémica trosca medio devenida en chacarera santafesina al lado de Solanas y De angeli. Bien, dijo una vez Ripoll en la mesa de Mirtha en medio de una comparación que esta hacía de Cristina con Evita, dijo: "Sabés que le falta a Cristina. Las patas en el barro, viejo" y se metió un bocadillo.
jueves, 15 de enero de 2009
lunes, 12 de enero de 2009
Bogotá, lo uno y lo múltiple.
Y andamos merodeando ciudad nuevas y eso es siempre algo inesperado, potente y venturoso.
Como los tonos de una canción en loop la ciudad de Bogotá se abre recurrente, regular, standar.
La geografía múltiple y desvariada no se traduce en la lógica de su ciudadanía, en el tempo de las caminatas y en los sonidos que pueblan el aire, que lo sobrehabitan.
La contracultura no es siempre fácil de definir. Nunca es clara su definición. Imaginen, haganse una idea de lo que pueden llegar a pensar que significa. Bien, esta definicón, como tal, en esta ciudad no existe y casi cómo en la novela de Caicedo en que la protagonista solo quiere bailar, los transeuntes, los habitantes, la comunidad solo escucha música, música a altos desiveles. Lejanía del eclectisísmo musical que acostumbramos a ver -imagino un kiosquero escuchando Iron Maiden, a otro Chayanne y a otra los beneméritos y movedizos Miranda- en Buenos Aires.
Esta arista musical uniforme es uno de los casos de homogeneidad cultural, puedo afirmar que la música colombiana es pluriclasista. Pienso en algún ejemplo así en Argentina y no se me ocurre.
¿Qué pasa cuando la mayoría de la gente quiere bailar y tomar aguardiente?¿No es ese un ademán contracultural?¿No es acaso una forma de redimir asfixias de todo tipo? -cuando pienso en asfixias imagino las asfixias de clase, imagino las peliculas de Lucrecia Martel y las miserias de la burguesía media-.
Pues esto sirve cómo un arribo precario algo que me superó. Habrá que mirarlo bien, habrá que pensar en el andar unívoco de los bogoteños, en sus ropajes y en ese clima tan neutral cómo la cotidianeidad, esa neutralidad, esa nula variación.
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